Hoy es el día perfecto para compartir esta canción, sin duda una de mis «prefes ever» desde que la oí en la televisión hace más de 20 años. La escuché de refilón mientras hacía otras cosas y, sólo con la melodía y una frase -«confía en mí»- resonando en mi cabeza, me lancé a buscar el disco. Entonces no había Shazam, ni internet, ni Google-todo-lo-sé… Lo encontré, lo compré (bueno… me lo regalaron) y desde entonces lo guardo como un tesoro. Me sabía todas las letras, comprendía la historia, me parecía -y me sigue pareciendo, a pesar de los años- una obra de arte. Quizá algo exagerado… puede ser…

En el libreto, una foto minúscula de una tal «Bimba» junto al título de la canción. Nadie la conocía. Me parecía guapísima, preciosa, no entendía cómo no le habían dado más espacio. Imitaba su voz en la ducha… y lo sigo haciendo.

Cuando, años más tarde, el nombre de Bimba Bosé empezó a sonar, me acordé de aquel libreto y lo busqué. Parecía ella pero en mi foto tenía el pelo largo, larguísimo, rizado… estaba muy cambiada, pero la esencia, la sonrisa, eran la misma.

Debía ser jovencísima cuando grabó esta canción, apenas 20 años. Su hija tiene la misma voz… dulce y tranquila. Imagino la emoción del momento, su tío Miguel en la dirección, Rafa Sánchez pletórico, un proyecto diferente…

Las botas rojas habla de traición, de gente sin escrúpulos que no dudan en aprovecharse de los sueños ajenos… pero también habla de personas que, pese a todo, consiguen amar y confiar.

Confiemos, pues.